En los últimos años Microsoft Studios no ha parado de crecer: Ninja Theory, PlayGround Games, Undead Labs, Bethesda… Obisidian de la que hoy venimos a hablar fue considerada en muchos medios como una adquisición mediana ¡Ja! Acompañados a lo largo de los 2 siguientes artículos para descubrir la Historia de Obisidian, donde vamos a mostraros como ese mal llamado estudio mediano, puede ser uno de los que nos den más alegrías a la familia Xbox.
De Black Isle a Obsidian
Obsidian Enternainment fue fundada en 2003 en Irvine(California) por Chris Jones, Chris Avellone, Darren Monahan y Feargus Urquhart, todos ellos ex-empleados de Black Isle Studios. Para quien no conozca a Black Isle, fueron los creadores de la saga Fallout, de la que os hablamos hace muy poco. Como estudio también colaboraron en la saga Baldur’s Gate, por lo que se les considera unos de los padres del juego de rol occidental moderno.
Black Isle, como estudio, nació siendo propiedad de Interplay Interactive, y sus destinos estuvieron siempre unidos. Por ello, cuando en 2003 Interplay sufrió importantes perdidas, esto afectó directamente a Black Isle. Desde Interplay quisieron solucionarlo, centrándose más en el mercado de consolas, y para ello decidieron, entre otras cosas, cerrar el estudio Black Isle, y vender la licencia Fallout a Bethesda.
Pero Black Isle tenía mucho talento en sus filas, y cuando en el mismo año refundaron el estudio, no les faltó trabajo. El primer videojuego desarrollado por Obsidian Entertainment fue Star Wars: Knights of the Old Republic II: The Sith Lords. KOTOR II, que salió en 2005, recibió unánimemente buenas valoraciones y fue todo un éxito en ventas. Aún así, fue una secuela directa, lo que provocó también importantes críticas por su nula evolución en varios aspectos técnicos y jugables.
El primer juego original
KOTOR II aunaba todas las cualidades y también defectos que harían conocida a Obsidian en los siguientes años. En la parte positiva, la fijación en la historia y el desarrollo de personajes, y en la negativa no ser una IP propia y tener una colección enorme de bugs.
El estudió siguió trabajando con diferentes editoras para hacer llegar nuevas entregas de sagas de rol de terceros. De estas colaboraciones nacieron Neverwinter Nights II y el calificado por muchos(entre los que me incluyo) como su mejor obra, Fallout New Vegas. Recordad que este último llegó hace poco a GamePass, aunque de momento no es uno de los agraciados con el FPS Boost.
No fue hasta 2010, 7 años después de su fundación, cuando presentaron su primer juego original Alpha Protocol, distribuido por SEGA. El videojuego fue bastante experimental, en una mezcla poco habitual de rol y espionaje en primera persona. Su extraño planteamiento recibió críticas mixtas, sobre todo por su sistema de combate, y las ventas no le acompañaron, lo que ha hecho que la IP quede en el olvido.
Vuelta de Obsidian a los orígenes
Tras este primer fracaso comercial en la Historia de Obisidian, volvieron a lo que mejor se les da, explotar IPs o licencias consagradas. Sus dos siguientes obras fueron Dungeon Siege 3 y South Park: La Vara de la Verdad, siendo el segundo el mejor recibido tanto por crítica como por público.
Una aventura compleja, con todo el humor de serie original, y un apartado gráfico impecable. El videojuego dio lugar a una secuela posterior, no desarrollado por Obsidian, que ¡oh sorpresa! recibió unas criticas más tibias y está casi unánimemente considerada como inferior.
Aunque pareciera que Obsidian iba a quedar solo como un estudio desarrollador de licencias de terceros, ellos no se rindieron. En 2012 presentaron una campaña de financiación para su segunda y más afamada IP hasta la fecha, Pillars of Eternity. Vista cenital y un mundo de fantasía medieval eran las credenciales con las que intentaban vendernos su nueva obra. ¿os suena bien? Pues nos vemos la semana que viene en esta vuestra web para seguir profundizando en la Historia de Obisidian.
Acerca del autor
Con alma de Seguero no puedo evitar jugar a todo aquello que tenga zombies, supervivencia o ciencia ficción. Nunca salgo de casa sin mi toalla.